Ayer, por fin, le acomodé a alguien un guasanazo. No había tenido oportunidad de aplicarlo en el contexto adecuado, y fueron mis nuevas funciones de capataz las que me brindaron la mejor de las ocasiones. En fin, a petición expresa de alguien a quien le llamé para contarle lo sucedido, procedo a explicar a qué me refiero.
El guasanazo es un tipo de agresión corporal de corte infantil pero destinado a
aplicarse dentro de un grupo de adultos jóvenes, ya que es ahí donde puede explotarse todo su potencial. Esto es así porque, como detallaré más adelante, su finalidad principal es la humillación pública, y este sector de la sociedad al ser el más necesitado de aceptación, y por tanto el más inseguro, resulta ser el ambiente perfecto para poner en práctica una técnica de ofensa tan peculiar como esta.
Técnicamente, el guasanazo no se "da", no se "aplica", no se "coloca" ni se "receta", no obstante en este texto uso indistintamente estos términos para no ser repetitivo. El guasanazo se "acomoda", y como podremos apreciar, el empleo de este verbo no es un capricho, sino obedece a la propia técnica aplicativa de la agresión en comento.
La forma correcta de acomodar un guasanazo consiste primera y primordialmente en colocar adecuadamente ambas manos. Sí, es un golpe que se da con ambas manos, pero que realmente no produce dolor, sino ruido. La razón de esto es que para poder acomodarlo, es necesario juntar las manos de una manera muy similar a la forma en que se hace en las albercas para aventar chorros a presión, es decir, haciendo una especie de bolsa de aire o cámara. Posteriormente, se alzan las manos y se descarga el golpe con precisión y contundencia sobre la mollera de la víctima. El efecto físico de este golpe es el hundimiento de la cabeza y un sonido muy característico de aire saliendo con fuerza, el cual en esta sociedad occidental parece asociarse con el ridículo.
Como les decía, a diferencia del legendario "zape", el recurrido y patentado "Pierrotazo", la tumultuaria "pamba", el molesto "pescadazo" -en sus dos modalidades: contra cuello y frente- y demás golpes populares tendientes a exasperar, el guasanazo no produce casi ningún dolor -no obstante el cuello se resiente un poco-, ya que logra su cometido a través de un medio distinto al del dolor o el ardor típicos de la agresión burda. El guasanazo es realmente una agresión psicológica. Es un tipo de golpe que si bien logra exasperar como el resto de los golpes sutiles, realmente culmina en una sensación apreciable a simple vista de vergüenza e impotencia. Este ataque tan certero a la psique y a la dignidad provoca que la mayoría de las veces la víctima no logre articular palabra alguna en su defensa ni mucho menos que actúe violentamente.
Para que el efecto deseado se logre, es necesario acomodar el guasanazo en público y de modo sorpresivo o por lo menos inesperado. Es preferible que su aplicación sea en respuesta a alguna actitud o comentario estúpido, de torpeza o de descuido presente o pasado de la víctima, con el fin de que el público lo crea merecido, además de gracioso. Aunque también en su versión furtiva y sin razón aparente puede ser muy efectivo, en especial cuando la víctima se encuentra alardeando, farsanteando o coqueteando a la vista de todos. Recordemos que la humillación pública no siempre requiere de una justa causa.
No hay ocasión en que el acomodo de un guasanazo deje de arrancar risas a la concurrencia, y sirve para regresar a la víctima a la Tierra, ya sea con el fin que se concentre, que no sea pendejo o que deje de mamar, si es que está presumiendo o cortejando a una dama de modo escandaloso.
Los orígenes del guasanazo parecen ser inciertos. Yo lo aprendí de alguien que lo trajo desde Guadalajara, pero parece que ya se practicaba aquí antes, como sucede también en otros estados y talvez en otras regiones y culturas del planeta, aunque seguramente con otros nombres.
El nombre que nosotros le asignamos a este amigable ataque talvez provenga de la palabra guasa, ya que no obstante humilla, nunca sale del ámbito de la camaradería. Esto debe tenerse muy presente para evitar consecuencias funestas. Así, no es prudente aplicar el guasanazo a superiores jerárquicos, policías de tránsito, actuarios y secretarios de acuerdos, autoridades fiscales, figuras académicas, familiares mayores y mucho menos a una pareja enojada, ya que debemos recordar que lo que evita que haya una agresión de vuelta y de mayores proporciones son dos factores: el social, producto del desconcierto provocado a la víctima por la humillación pública, y el bilateral, derivado de la situación de camaradería o de supraordinación, dependiendo del caso. De esta manera, nunca debe acomodarse cuando resulte aplicable el refrán que comienza diciendo "No escupas al cielo..."
No comentaré cómo es que acomodé mi primer guasanazo en el ámbito profesional, sino me despediré exhortándolos a todos a que practiquen el guasanazo a secas y en la modalidad que prefieran. Recuerden que si sale mal, causa dolor, o no suena, el que quedará en ridículo será el agresor, pudiendo quedar expuesto incluso a un guasanazo de vuelta que arrancará el doble de risas que el originalmente planeado. Recuerden también que el abuso de este recurso puede derivar en la pérdida de la gracia y hasta en una soberana madriza de quien haya agotado su paciencia. El guasanazo no es un juguete.
En fin, cuando la dominen, pongan todos en práctica esta fina técnica corporal de ataque al ego de alguien más, tan odiado por los budistas. Me refiero, claro, al ego o "yo convencional" y no al guasanazo, ya que supongo que esta técnica -que también tiene perfiles didácticos- debe ser muy recurrida por el Dalai Lama para enseñar a sus alumnos que las cosas cambian de momento a momento. Pero claro, el Dalai Lama nunca pudo haber acomodado un guasanazo a Mao Tse Tung sin esperar toda una vida de crueles torturas chinas, y por supuesto, nunca se lo acomodó. Imagino que Mao bien pudo habérselo acomodado al monje, pero supongo que prefirió ir por todas las canicas y conquistar el Tibet, ya que el mencionado ambiente de camaradería no se actualizaba en la especie. Esto confirma todo lo dicho anteriormente.
martes, octubre 19, 2004
lunes, octubre 11, 2004
Temeroso regreso
Debo confesarles que desde hace unos días tuve en la cabeza la idea de que esta página había llegado a su fin. Digo "tuve", porque es obvio que eso no sucedió, y este spot es una muestra de ello.
Lo que sucedió es que después del último texto, que es el que mayores comentarios ha recibido dentro y fuera de la página, no sabía qué más comentar debido a que los lectores que se interesaron en él me manifestaron abiertamente que esperaban más anécdotas del mismo estilo. Esto me llenó de preocupación, ya que, como se advierte del propio texto introductorio a la página, la idea de crear y mantener la misma surgió del apelmazamiento vital que suele experimentar un abogado litigante -o un pasante en camino de serlo, como quieran-.
Esta inquietud le fue manifestada a algunas de las personas que esperaban más "aventuras", y la respuesta general fue aún más desconcertante: "¡Pues invéntalas entonces!" en ese momento fue cuando mi preocupación se tornó en miedo, y pensaba:
"Carajo, yo empecé esa madre un día que estaba harto y aburrido, y no pensé que nadie fuera a leerla. Y así hubiera sido si no me la hubiera pasado chingue y chingue a mis amistades para que en vez de jugar solitario Spider se metieran y me dejaran notas como ´ponte a trabajar`,´haz tu tesis´o ´puto el que lo lea`. Ahora, las dos o tres perosnas a las que debo la consideración de haberse metido, pasaron de ser piadosas amistades a público exigente... El pedo es que ahora quieren que haga ficción, es decir, que ESCRIBA -en el sentido literario de la palabra-..."
En ese momento pensé que lo más adecuado era dejar de subir textos, porque como dije, mi vida es llana y mi única oportunidad de sentir adrenalina es hacer un escrito el mismo día en que vence su plazo de presentación y sortear el campo minado en que se ha convertido el periférico antes que llegue la fatal media noche. Con una vida poco aventurera y desenvolviéndome siempre entre empleados judiciales, son excepcionales las anécdotas dignas de narrarse, como lo fue aquella que culminó en un hotel de paso. Por otra parte, mi miedo a la invención de historias ficticias proviene de mi decisión sobre una eventual incursión en la actividad literaria. En este sentido, he decidido que, a falta de aptitudes reales, prefiero mantenerme como un lector inteligente, en vez de ser un atropellado remedo de aspirante a cuenta-cuentos.
En fin, cuando estaba a punto de hacer definitiva esta decisión, recibí noticias con las cuales puede darse seguimiento, por decirlo de alguna manera, a anteriores textos basados en experiencias ajenas. De esta manera, me di cuenta de dos cosas: 1) cuando tu vida es aburrida, entérate de la de los demás, en especial de aquellos con ansia de ser escuchados. Esta formula ya ha sido aplicada con éxito desde los ochentas en la radio mexicana, cuando vieron luz los famosos programas de denuncia ciudadana que al día de hoy privan a los escuhas del placer de la música; y 2)siempre será mejor hacer mofa de las desventuras de los demás.
De esta manera, manifiesto que la página continuará, por lo menos hasta que tenga otro conflicto de la misma naturaleza, ACLARANDO que no siempre tendrá crónicas chuscas. Es más, contradiciendo incluso el sentido de la página, talvez un día me ponga serio y manifieste una opinión sobre algún punto o, pero aún, me refiera a mi vida y situación emocional.Por el momento, no se preocupen, ya que en este acto anuncio que el próximo texto será la continuación del primero que subí, y narrará las consecuencias de la falta de control de calidad en las reparaciones automotrices.
Lo que sucedió es que después del último texto, que es el que mayores comentarios ha recibido dentro y fuera de la página, no sabía qué más comentar debido a que los lectores que se interesaron en él me manifestaron abiertamente que esperaban más anécdotas del mismo estilo. Esto me llenó de preocupación, ya que, como se advierte del propio texto introductorio a la página, la idea de crear y mantener la misma surgió del apelmazamiento vital que suele experimentar un abogado litigante -o un pasante en camino de serlo, como quieran-.
Esta inquietud le fue manifestada a algunas de las personas que esperaban más "aventuras", y la respuesta general fue aún más desconcertante: "¡Pues invéntalas entonces!" en ese momento fue cuando mi preocupación se tornó en miedo, y pensaba:
"Carajo, yo empecé esa madre un día que estaba harto y aburrido, y no pensé que nadie fuera a leerla. Y así hubiera sido si no me la hubiera pasado chingue y chingue a mis amistades para que en vez de jugar solitario Spider se metieran y me dejaran notas como ´ponte a trabajar`,´haz tu tesis´o ´puto el que lo lea`. Ahora, las dos o tres perosnas a las que debo la consideración de haberse metido, pasaron de ser piadosas amistades a público exigente... El pedo es que ahora quieren que haga ficción, es decir, que ESCRIBA -en el sentido literario de la palabra-..."
En ese momento pensé que lo más adecuado era dejar de subir textos, porque como dije, mi vida es llana y mi única oportunidad de sentir adrenalina es hacer un escrito el mismo día en que vence su plazo de presentación y sortear el campo minado en que se ha convertido el periférico antes que llegue la fatal media noche. Con una vida poco aventurera y desenvolviéndome siempre entre empleados judiciales, son excepcionales las anécdotas dignas de narrarse, como lo fue aquella que culminó en un hotel de paso. Por otra parte, mi miedo a la invención de historias ficticias proviene de mi decisión sobre una eventual incursión en la actividad literaria. En este sentido, he decidido que, a falta de aptitudes reales, prefiero mantenerme como un lector inteligente, en vez de ser un atropellado remedo de aspirante a cuenta-cuentos.
En fin, cuando estaba a punto de hacer definitiva esta decisión, recibí noticias con las cuales puede darse seguimiento, por decirlo de alguna manera, a anteriores textos basados en experiencias ajenas. De esta manera, me di cuenta de dos cosas: 1) cuando tu vida es aburrida, entérate de la de los demás, en especial de aquellos con ansia de ser escuchados. Esta formula ya ha sido aplicada con éxito desde los ochentas en la radio mexicana, cuando vieron luz los famosos programas de denuncia ciudadana que al día de hoy privan a los escuhas del placer de la música; y 2)siempre será mejor hacer mofa de las desventuras de los demás.
De esta manera, manifiesto que la página continuará, por lo menos hasta que tenga otro conflicto de la misma naturaleza, ACLARANDO que no siempre tendrá crónicas chuscas. Es más, contradiciendo incluso el sentido de la página, talvez un día me ponga serio y manifieste una opinión sobre algún punto o, pero aún, me refiera a mi vida y situación emocional.Por el momento, no se preocupen, ya que en este acto anuncio que el próximo texto será la continuación del primero que subí, y narrará las consecuencias de la falta de control de calidad en las reparaciones automotrices.
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