miércoles, noviembre 23, 2005

Estaba un día Velázquez discutiendo con la Academia cuando...

Pues sí, yo también me hice de palabras con la Academia.

Seguro algunos de ustedes recuerdan la tira en la cual El Santos acabó en la cárcel por hacerse de palabras con la Real Academia Española. En esa ocasión, todos Apoyábamos al Santos y creo que lo natural era tenerle desconfianza a esa secta Lingüística desde aquella época

Pero como uno suele ser necio y olvidadizo, desde que descubrí la página electrónica de la Academia he sido un visitante medianamente regular, en especial del Diccionario, el cual es bastante útil. Sin embargo, navegando por ella descubrí el espacio de “Consultas Lingüísticas” del cual he usado en pocas ocasiones.

Esa sección despliega una pantalla en la cual uno formula su pregunta, que generalmente versa sobre conjugación de verbos, reglas de acentuación, sintaxis gramatical y demás temas del lenguaje.

Pues bien, en las primeras consultas, la respuesta no tardó más de dos días, y agradecían enormemente el uso de tal servicio “tendiente a la pulcritud en el uso del idioma de Cervantes”.

Sin embargo, la consulta siguiente demoró más de tres semanas en ser contestada, y la respuesta fue vaga.

“Seguro andan muy ocupados con eso del Cuarto Centenario del Quijote”, pensaba yo, librando de toda culpa a la honorable institución y su noble tarea.

Pero con la respuesta a la tercera consulta, que tardó mes y medio en ser respondida, se desató el enfrentamiento.

A una pregunta concreta sobre sustantivos y adjetivos, se les ocurrió contestarme lo siguiente:

“Lamentamos mucho no poder atender su petición de información, por quedar fuera de los límites que se han establecido para este servicio de consultas, cuya única finalidad es resolver dudas lingüísticas concretas relacionadas con el uso correcto de la lengua española. Para ilustrarse sobre el tema de su interés, le recomendamos la lectura de tratados de morfología española o los capítulos sobre derivación y composición de las gramáticas de español.

Esperando poder serle de mayor utilidad en otra ocasión, reciba un cordial saludo.
__
Departamento de Español al día
RAE”

A lo cual les solicité una recomendación concreta de algún libro editado por ellos, a lo cual contestaron ese mismo día, lo siguiente:

“Puede consultar el texto que usted prefiera y se encuentre disponible en su localidad. Por su parte, recomendamos consulte algún texto que verse en forma específica sobre el tema en cuestión.

Esperando poder serle de mayor utilidad en otra ocasión, reciba un cordial saludo.
__
Departamento de Español al día
RAE”


En vista de tal respuesta, solicité atentamente que me recomendaran algún Gran Tratado de Morfología Española en Materia del Complejo y Oscuro y Esotérico Tema de los Sustantivos y los Adjetivos del Español, a lo cual contestaron inmediatamente lo siguiente:

“Lamentamos informarle que su consulta no puede ser atendida. Este servicio no esta capacitado para brindar tal información.No se atenderán posteriores consultas provenientes de su dirección electrónica.

Acuda a la Academia de Letras de su país de origen.
__
Departamento de Español al día
RAE”


“Pues váyanse a recibir su servicio de consulta vaselinizado por vía ano-rectal, o como decimos los que desde ahora solo consultaremos refraneros –visibles, esos sí, a fojas electrónicas de la página de la Academia Mexicana-, retáquense su servicio de consulta por el culo.”

Ese fue el final de la discusión. De mal gusto por supuesto, pero muy satisfactorio. Nadie me quitará el placer de presumir que en una disputa con la Academia yo tuve la última palabra.

Epílogo

Sobra decir que la Academia Mexicana de la Lengua rechazó automáticamente mi consulta por no ajustarse a los requisitos establecidos en la página, y por no haber revisado previamente las consultas frecuentes.

Esta reacción de la academia local sinceramente no me sorprende y me recuerda a esa insana práctica de archivo de juzgado de no buscarte tu expediente si no acreditas fehacientemente y ante la presencia de un “fedatario” del propio juzgado (que puede ser hasta el bolero, que es como parte de él, con el inconveniente de que NUNCA HAY NADIE) que ya checaste el Boletín, las listas del juzgado, el ejemplar del Boletín que tienen en el juzgado, la lista de lo que pasa al acuerdo, el cuaderno de turno y la lista de lo que se fue al Archivo Judicial…de ambas Secretarías.

No esperaba más de una oficina mexicana de cualquier tipo, y sinceramente, de una española tampoco. Sin embargo el problema deviene en que ahora nadie está capacitado para resolver una maldita duda, y un secretario insiste en defender la expresión “expeditez de la justicia” -aclarando que solo vela por la expresión y no por el concepto jurídico, ya que el asunto se demandó en 2001-.

Sin embargo, creo que lo mejor será dejar esto por la paz, porque tal vez, en un futuro, resulte que el asunto no avanzó precisamente por estar basado en un principio constitucional cuyo sustantivo no ha sido reconocido por la Academia, órgano en el cual figuro, junto al Santos, en su lista negra.

lunes, noviembre 07, 2005

Lección sobre el futuro

En su momento, mi abuela me exhortaba a ahorrar, pensando en mi futuro. Nunca lo hice. Ahora mi novia me exhorta a hacer lo mismo, al considerar que es un momento conveniente por contar con un ingreso propio y tener la posibilidad de que ese futuro se materialice a corto plazo en una maestría en el extranjero. Antes respondía que el futuro estaba lejos y hoy respondo que primero me tengo que recibir antes de irme a hacer uno de esos doctorados express a España y acabar siendo un vulgar imitador de Fausto Alzati -“Falsati” para los cuates-. De cualquier forma, siempre he aplazado esa clase de planes. Tal vez se deba, a que como todos, tengo la impresión de que el futuro se tarda en llegar o me ha convencido la publicidad de mi tarjeta de crédito haciéndome creer –y gastar en la misma proporción- que la vida es ahora. Creo que esto es algo bastante común, en especial en aquellas personas que tenemos un ritmo de vida un tanto rutinario.

Así, como es obvio, la gente que tiene otras formas de ganarse y vivir la vida más aceleradas que yo, seguramente potenciaría esa creencia, y ellos menos que nadie, pensarían en sus destinos más allá del día de hoy. Sin embargo, así como Polo Polo con los chinos, me doy cuenta que estaba muy equivocado.

Al igual que al showman de referencia, un día como cualquiera una nota periodística me sacó del error. El artículo fue publicado en el diario de mayor circulación en el país, el cual se dedica principalmente a la nota roja. Era un artículo también como cualquiera y trataba sobre la captura de un ladrón de casas de las Lomas. Salía como siempre la foto del tipo tomando su ganzúa de un modo amenazante y describía su modus operandi. Hasta aquí nada fuera de lo común.

Sin embargo, en el párrafo final se describía qué había hecho este sujeto con el botín de sus incursiones furtivas. Y he aquí donde, como un sopapo, recibí mi lección.

El tipo resultó tener visión de futuro a corto, mediano y largo plazo, y en esa medida fue invirtiendo sus malhabidas ganancias.

Primeramente, guardó dinero en el banco para tener liquidez ante cualquier clase de imprevisto e ir viviendo el día a día. Sin embargo, seguramente consciente de los irrisorios intereses que las cuentas bancarias producen, decidió retirarle su dinero a esos bandidos de cuello blanco que se hacen llamar banqueros y destinar su numerario a fondos de inversión. Al parecer esto lo satisfizo, pues le otorgó rendimientos suficientes para unos cuantos viajes, pero no le brindaba un gasto corriente adecuado.

Por tal razón, de los 5 automóviles que había adquirido, decidió vender dos, los más ostentosos –ya que nunca se sabe donde pueda haber algún delincuente oportunista que te pueda secuestrar y despojarte del patrimonio de toda una vida de pacíficos robos-, quedarse con uno modesto y comprar dos taxis.

El sujeto “puso a trabajar” los carros de alquiler en manos de gente de su confianza que “no le chingara” el monto del pasaje, ya que muy caros le habían salido los derechos y la mordida para “agilizar el trámite” de la obtención de las placas.

Sin embargo, este modo de asegurar la vida financiera parecía no ser suficiente, ya que no llenaba un vacío que tenía el sujeto en su vida. No, él no quería solo dinero, él quería instrucción, para, como reza un eslogan “ser alguien en la vida”.

Esta legítima motivación llevo al tipo a seguir su vocación y pagarse una carrera universitaria.

En efecto, el tipo concluyó la carrera de Ciencias de la Comunicación en la Universidad Intercontinental –lo cual lo convierte plenamente en un colega de mi novia-. No se si con buenas calificaciones, pero acabó. Eso demuestra que es perfectamente factible estudiar y trabajar paralelamente. Otro punto para el caco.

Sin embargo, habiendo cubierto muchos de los aspectos mal aprovechados de su vida, el tipo aprendió a administrarse en tiempo y dinero mejor que Donald Trump, y descubrió que estudiar por la mañana, manejar sus inversiones al mediodía –seguro por Internet-, y robar casas por la noche, le dejaba ociosa una parte del día.

Así fue como este tipo, después de haber perseguido y logrado sus objetivos, decidió alcanzar el cielo, lo cual en ese momento era su único límite: tomó un curso de piloto aviador privado.

No se si este curso lo concluyó o no, pero eso no importa. Tampoco se como es que habiendo dado un giro total en su vida, el tipo fue aprehendido realizando su actividad primigenia: el robo de casas de Las Lomas. Si el tipo es listo, como lo ha demostrado, seguramente decidió continuar con sus hábitos furtivos por simple costumbre, amor al oficio o adicción a la adrenalina. Talvez contempló dejarlo y se enfrentó a la interrogante de qué hacer con sus noches libres y no toleró dedicarlas al ocio, siendo él tan eficiente. O tal vez cayó en la creencia –no del todo infundada en este país- de que nunca lo iban a agarrar. No se.

Sin embargo, además de la enseñanza clara y contraria a la creencia popular de que el dinero sí puede convertirte en una mejor persona, incluso si es ajeno e ilegítimo, este tipo me hizo pensar que aunque en efecto, la vida es ahora –él lo sabe más que nadie y por eso robó cada vez que pudo, así como nuestros entrañables legisladores y funcionarios del ejecutivo, pero sin indecencias- y que nunca es tarde o temprano para invertir en tu futuro.