Se dice por ahí, que si bien los gringos fueron los primeros en establecer controles de calidad en la producción y comercialización de mercancía, fueron los japoneses quienes han logrado el grado máximo de perfeccionamiento en este ramo, estableciéndolo en todas las etapas del proceso productivo, y extendiéndolo incluso al sector de los servicios. Esta exigencia y moda a la vez, ha permeado en las conciencias de los productores y prestadores de servicios nacionales, pero como era de esperarse, muy a la mexicana.
Un ejemplo de esto podría ser el famoso ISO 9000, que por lo que me dicen los entendidos, es algo así como una estandarización de la mediocridad. Sin embargo, quisiera referirme a algo mucho más tangible y que puede sucederle a cualquier ciudadano "de a pie".
Hace algunos días, cierto individuo dejó su automovil en las garras de la agencia que le correspondía, seguramente motivado por la desconfianza generada por los tallercillos particulares y por el miedo e ignorancia supina de las "letras chiquitas" de su poliza de garantía. El haber dejado el carro ahí dejó a nuestro amigo cierta sensación de seguridad, además de resultar conveniente su cercanía con una entidad pública a la que estaría acudiendo por esos días. Pues bien, precisamente el día de entrega y en camino -a pie,claro- a la entidad pública referida, el individuo creyó ver pasar su auto a una velocidad inusitada. La sospecha se corroboró al ponerse el alto y ver que efectivamente era su coche, con cuatro tipos a bordo en jocoso ánimo. Acto seguido, el individuo en cuestión decidió suspender su día de trámites y regresar a la agencia, donde fue remitido con el "Asesor de Servicio", quien le explicó que por "control de calidad" sacaron "a probar el coche", exhortando al desconcertado individuo a que no se alarmara y regresara después. Esto le generó suspicacias y decidió apertrecharse en las imediaciones de la agencia para esperar el regreso del auto, lo cual sucedió hora y media después y solamente con el conductor a bordo. Nuestro furioso agraviado regresó inmediatamente a reclamar, preguntando si se trataba de una agencia o un serivicio de taxis, a lo cual respondieron con argumentos pseudotécnicos de peso, resistencia y demás, tratando inutilmente de ofuscar su inteligencia. Después del obvio pleito y de conseguir como indeminzación una lavada gratis, el individuo exigió su auto de regreso, a lo cual respondieron que por "política de la empresa" y nuevamente "por control de calidad y seguridad" no se lo podían entregar antes de la hora convenida. Desconcertado, nuestro amigo no tuvo más remedio que esperar sentado viendo su auto a lo lejos,y lo imagino perfectamente reflexionando sobre los controles de calidad "Región 4" y la aplicación tropicalizada y surreal del famoso sistema japonés "Just in Time."
viernes, agosto 27, 2004
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2 comentarios:
No mames! Pobre guey. Eso me suena a Ford o Chrysler. Si las anécdotas tuvieran sabor, la que cuentas sería de un principio suave y un final fuerte, con regusto Kafkiano y notas medicinales que atenuan la aspereza del aguardiente de base, o para decirlo más fácil: Pobre guey, espero que esa noche, al menos, haya cogido.
Sí, sí cogió... Gracias por la preocupación... Atentatmente, el anónimo agraviado.
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