Seguramente estoy exagerando. Talvez este texto fúnebre solo se refiera a algo que se me murió por dentro. Sin embargo, creo que lo único que puedo hacer para dejar atrás la impresión que me domina desde la noche del sábado es plasmarlo aquí y olvidarlo lo más pronto posible.
La causa de este desconcierto puede cualquiera de ustedes vivirla de cerca en un lugar de "esparcimiento nocturno"-como son llamados en las guías turísticas guatemaltecas- conocido como la Gendarmería de Don Quintín, en Polanco. No importa cómo es que llegué ahí ni de quién iba acompañado, ya que por lo demás fue una noche agradable. Bueno, lo era hasta que captó mi atención -y creo que no era el único- una de las cantantes de la banda "de la casa", según me refirieron los meseros. El grupillo en cuestión está conformado por ocho o nueve personas que en ningún momento de la noche hicieron algo al mismo tiempo más que estorbarse unos a otros, y una de sus integrantes-a veces voz principal, a veces voz de acompañamiento, y en todo momento "animadora", si es que puede llamársele así, destacaba por la clase de saltos que pegaba y la forma tan salvaje de "bailar". Créanme que al decir salvaje lo hago en el sentido más puro de la palabra, tanto como para ser envidiada por cualquier corpulento sacerdote de un culto "animista" africano. Verdaderamente impresionaba el modo tan violento e iracundo de mover el cuerpo y agitar agresivamente los puños en el aire. Más allá de ser una mujer extraordinariamente viril, estaba hecha todo un basilisco, cuyas víctimas estábamos pagando por que nos arrebatara un poco de vida con solo mirarnos.
Creo que no tengo la habilidad suficiente para describir con palabras el grotesco espectáculo vivido, el cual llegó a su clímax cuando arrebató el micrófono a uno de sus compañeros que timoratamente cantaba una canción de Juanes y ordenó con mirada marcial al resto empezar a ejecutar un "medley" de Guns ´n Roses. Para ella fue casi una apoteosis, cuyo éxtasis se manifestaba como se ha representado clásicamente: ojos cuasidesorbitados, mirando al cielo y casi en blanco. Axel Rose seguramente se hubiera intimidado ante ella, en particular cuando a imitación de éste simuló apretar vehementemente un inexistente miembro viril, con una rigidez en las manos que hizo a todo el público masculino estremecerse y dejar de hacer como que requinteaban o tocaban una batería en el aire. Después de esto y hasta hoy -no obstante la emotivo de la clausura de los Juegos Olímpicos- traigo atorado algo que no se bien si es un sollozo o un alarido, y que ojalá tuviera oportunidad de que me fuera extraído a golpes por el "Hooligan" o ya de perdida y muy a mi pesar por la bombita de vacío esa que anuncia Andrés García, la cual debe ser una experiencia aterradora para los que todavía funcionamos, pero tal vez es muy deseada por la posesa que motivó estas líneas.
En fin, no se donde quedaron las intérpretes como la cantante de Blondie, las "groupies" de medio cachete que a veces palomeaban, las mujeres despampanantes de las que se valía Prince en sus videos y tantas y tantas imágenes que fueron fulminadas de mi cabeza por la mirada del basilisco aquél, quien me dicen algunos menos quisquillosos que no tenía un cuerpo del todo desagradable. Vayan si quieren ustedes a investigarlo, no sin antes advertirles que los que tuvieron esa apreciación también creen que Ana Guevara tiene "sus ángulos".
domingo, agosto 29, 2004
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4 comentarios:
Ana Guevara sí tiene sus ángulos, y la prueba irrefutable es que fue portavoz de la marca de ropa interior PLAYTEX. Para aquellos que lo habían olvidado, quiero que hagan un ejercicio de memoria que se llama recuperación de información poco importante: Periférico y Viaducto, un gigantesco espectacular que tenía la foto de nuestra medallista, en un vestido negro, con un pronunciado escote, sonriendo, invitándonos a todas las mujeres a usar su brassiere deportivo que levanta y separa bellamente, y a los hombres a agasajarse y perderse en sus pectorales de acero. Respecto de la controversia que nos ocupa y que gira en torno a mujeres sujetándose la entrepierna, estoy cien por ciento a favor. Si Michael Jackson puede, y se tienen "sospechas" de que abusa de menores, ¿porqué una mujer con un par de testículos bien plantados en la sique no? Al que no le guste, que voltee para otro lado. Algunos dirán que es parte de la decadencia en la que ha caído el género femenino desde que tiene la posibilidad de fumar, usar pantalones o votar, sin embargo a todos esos retrógradas quiero recordarles que han existido grandes mujeres que se sujetan la entrepierna buscando un inexistente cuerpo cavernoso: Madonna, Tiffany Amber Thiessen, y Lady Di entre otras, y sinceramente prefiero a una mujer que se sujeta/ acaricia el vacío a una que le aprieta los cojones al marido (léase Marta Sahagún de Fox, o la D'Alessio)y lo inhabilita para tomar decisiones por su cuenta...
Al amigo que no supo si reir o llorar, o llorar o gritar le sugiero que a partir de ahora manifieste su virilidad sujetándose los cojones cada vez que diga algo que no quiere que le reabatan o le discutan.
Gracias.
Ahora se en lo que estabas pensando cuando te conté que tengo los niveles de testosterona altos. Me pregunto si esa fémina agitaba su cabeza de arriba a abajo... eso pareciera ser muy masculino, sin ambargo: recuerdo a una amiga de la secundaria (cuyo ídolo juvenil, por cierto, era Axel Rose) que agitaba su cabeza como una loca, bueno más bien como un roker de esa época (los dorados noventas)y que apesar de eso, era muy femenina. Lo cual me hace pensar que lo masculino no nos va tan mal siempre... no podrás negar que una mujer pegándole a una pera no puede llegar a ser hasta sexy.
No mames! la pinche primer vieja marimacha que escribió aquí está para irse a rechingar veinte veces a su madre! Y regrésate a la cocina, perra pendeja y deja de andar de mariposa ofrecenalgas, piruja de tercera!
A mi me suena a que las de los niveles altos de testosterona es chaparrita y rubiecita...
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